Lectura para Niño
Leo tenía una computadora portátil que no era como las demás. Era delgada y de color azul brillante, pero lo que la hacía mágica era su teclado. Cada vez que Leo tecleaba una historia, los personajes no solo aparecían en la pantalla, ¡sino que cobraban vida dentro de un pequeño mundo tridimensional que flotaba sobre el teclado! Si Leo escribía sobre un dragón, una diminuta criatura con escamas verdes y alas brillantes revoloteaba por encima de las teclas. Si creaba un valiente caballero, una figurita con armadura reluciente aparecía, lista para la aventura.
La pantalla de la computadora era táctil y mostraba los detalles más finos del mundo que Leo estaba creando. Podía tocar las nubes y ver cómo se dispersaban, o acariciar el lomo del dragón y sentir una vibración suave. La batería duraba todo el día y la computadora nunca se calentaba. Los altavoces emitían sonidos envolventes: el rugido del dragón, el tintineo de la armadura del caballero, el susurro del viento en los árboles que Leo había imaginado. Para Leo, esta computadora no era solo una herramienta; era una ventana a mundos infinitos, una extensión de su imaginación que le permitía ver y tocar sus sueños.