La lectura es una de las habilidades más importantes que poseemos los seres humanos. Nos permite acceder al conocimiento, a la cultura, a la imaginación y a la comunicación. Sin embargo, la lectura no es algo innato, sino que requiere de un proceso de aprendizaje y de práctica. Además, existen diferentes formas de leer, según el objetivo, el interés y la velocidad que se quiera alcanzar. Te invitamos a leer la siguiente nota y seguir aprendiendo.
La lectura rápida es una modalidad de lectura que pretende aumentar la velocidad con la que se lee un texto, sin perder la comprensión del mismo.
A continuación, te presentamos algunos datos curiosos sobre la lectura y la lectura rápida que quizás no conocías:
- La lectura cambia el cerebro. Según el neurobiólogo Francisco Mora, la lectura modifica la anatomía y la fisiología cerebral, especialmente en los niños. La lectura estimula diversas áreas del cerebro relacionadas con el lenguaje, la memoria, la imaginación y las emociones.
- La edad ideal para aprender a leer es a los 7 años. A esta edad, el cerebro está más preparado para adquirir esta habilidad con fluidez y placer.
- El libro más largo del mundo es En busca del tiempo perdido de Marcel Proust. Esta obra consta de siete volúmenes y tiene más de 3000 páginas y 1.2 millones de palabras. Se estima que se tardaría unas 153 horas en leerlo completo.
- La velocidad promedio de lectura es entre 150 y 250 palabras por minuto (ppm). Sin embargo, se puede llegar a leer entre 400 y 700 ppm si se aplican técnicas de lectura.
- La lectura rápida es un mito. Aunque algunos afirman que se puede leer hasta 1000 ppm o más, lo cierto es que a esa velocidad es imposible comprender lo que se lee. El ojo humano tiene limitaciones físicas para captar las palabras, y el cerebro tiene limitaciones neuronales para procesarlas.
- Las técnicas de lectura rápida pueden ser contraproducentes. Algunas de las técnicas más usadas son eliminar la subvocalización (repetir mentalmente las palabras), presentar las palabras en serie rápida (flash), leer varias líneas a la vez (skimming) o echar un vistazo al texto (scanning). Sin embargo, estas técnicas pueden reducir la comprensión, la retención y el disfrute de la lectura.
Como puedes ver, la lectura es una actividad fascinante y compleja que nos ofrece muchos beneficios para nuestro cerebro y nuestra mente. Sin embargo, no debemos obsesionarnos con leer rápido, sino con leer bien. Lo importante no es cuánto lees, sino cómo lees y qué lees.
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